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Recientemente, y tras mucho tiempo dándole vueltas a este viaje, he tenido la oportunidad de hacer por primera vez el camino de Santiago. Este 2014 está siendo un año de muchos cambios, tanto en lo personal como en lo profesional y algo dentro de mi me decía que había llegado el momento de dejarse de excusas, de coger la mochila y vivir la experiencia de la peregrinación a Santiago. Cuando uno realiza el camino por primera vez y no tiene mucha experiencia en este tipo de viajes, se te plantean muchas dudas ¿hacerlo sólo o acompañado? ¿estará bien indicado el camino? ¿necesitaré mapas? ¿y si mi pierdo? ?¿que debería llevar en la mochila? ¿cómo me debería organizar las etapas?, etc, un montón de preguntas que una vez empiezas a andar te das cuenta que tenían menos importancia de la que uno les das antes de empezar.

En mi caso, por tratarse de la primera vez y por contar con apenas 5 días, decidí hacer el recorrido mínimo del camino francés y empezar desde Sarria (110KM). Respecto a la mochila, intenté ser lo más práctico posible y llevar lo imprescindible para evitar cargar más peso del debido. Una buena forma de evitar esto es llevar una mochila no muy grande (en mi caso era de 30 litros). De esta manera es más fácil evitar cargar peso de más con todos esas cosas de  «por si acaso».

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Aunque esto es muy personal y cada uno puede plantearlo de manera muy distinta, en mi caso decidí hacer sólo el viaje y creo que fue todo un acierto. Viajar sólo te obliga a enfrentarte a las situaciones que se te presenten de una manera distinta, a tener más tiempo para pensar y reflexionar, a vivir los acontecimientos con más intensidad, a estar más abierto a interaccionar con otras personas, a descubrirse mejor a uno mismo, etc.  Y creo que todo esto, en un viaje de este tipo, si cabe cobra aún más sentido.

Aun me acuerdo del momento que cogí el Camino en Sarria y comencé a andar. La sensación de la mochila a la espalda, de ver que tienes muchos kilómetros por delante, del reto que supone recorrerlos, de no saber lo que te vas a encontrar y todo ello compartiendo esos momentos con otra mucha gente venida desde todos los lugares mundo para hacer lo mismo que tú, cada uno por una razón distinta, pero todos compartiendo algo común, sintiendo que cada paso que das justifica el motivo que te impulso a hacer ese viaje. Es una sensación tan especial que cuesta explicar y que supongo que hay que experimentarla a nivel personal para entender de lo que estoy hablando. Una vez que empiezas a andar, te das cuenta que hay flechas amarillas constantemente, señalando el camino. A veces pensé que era más difícil perderse que lo contrario . Durante las horas que dura cada etapa, tienes tiempo para todo, para disfrutar del paisaje, conocer otras personas, y sobre todo, para pensar y reflexionar.

Como dije al principio, lo bueno de viajar sólo es que tu predisposición para abrirte y conocer a otras gente es mucho mayor y el Camino, en este sentido, siempre te tiene preparadas un montón de sorpresas. Conocer a otros peregrinos, hablar con los habitantes de los pueblos por los que pasas, compartir experiencias con ellos, un millón de pequeños grandes momentos que te justifican el dolor que puedas sentir en los pies. Recuerdo muy especialmente la etapa del último día (Arzua-Santiago, 38km). Esa sensación contradictoria de por un lado felicidad de llegar a Santiago  pero por otra de pena por saber que el viaje llega a su fin. De hecho, en mi opinión, lo bonito del Camino es precisamente eso, recorrerlo, y en ese recorrido aprovecharlo para conocerte más, para aprender de los que te acompañan, para pensar, para demostrarte que eres capaz de superar los retos que te pones, para intentar averiguar como ser mejor en cada paso que das.

Mi última etapa fue bastante larga, más de 10 horas caminando. Ya llegaba tocado de un pie (antes del viaje partía con una tendiditis que no ayudó en nada). La etapa fue dura, larga y muy calurosa. La llegada a Santiago se me hizo eterna, creo que andaba ya más por inercia que por otra cosa, pero el deseo y la ilusión de llegar a la plaza del Obradoiro me hacía no sentir el cansancio.  Ya en Santiago de Compostela, mientras atravesaba calles en dirección a la catedral, pensaba que mucha gente se solía emocionar cuando  llegaba a la meta ¿me pasaría a mi también? pues pensé que no y bien que me equivoqué. Tras más de 10 horas de caminata, recuerdo la entrada en la plaza del Obradoiro a las 18:00, la música de gaitas tocando de fondo, alzar la vista y encontrarme con la catedral de Santiago delante mía….de verdad que fue un momento mágico, de esos que se congelan y perduran en el tiempo, imposible contener la emoción. Ver a tantos otros peregrinos en la plaza del Obradoiro, llegados andando o en bicicleta, compartiendo la misma felicidad que tú  por haber llegado a la meta tras días o semanas de esfuerzo y sufrimiento. De verdad que son momentos que merece la pena vivir. Sí, te das cuenta que este no es una viaje más, entiendes porque la mayoría de las personas que realizan el Camino suelen repetir. En mi caso tengo claro que lo haré pero esta vez con una distancia mayor. Me gustaría poder hacer el camino del norte y recorrer la costa cantábrica.

Desde aquí recomiendo a todo el mundo que esté dudando en hacer el Camino, que no lo piense, que se deje llevar, que lo haga sin dudarlo, estoy seguro que no se arrepentirá   A modo resumido, esta fue mi pequeña primera experiencia con el Camino de Santiago ¿y tú? ¿Quieres contar cual fue la tuya? ¿alguna anécdota interesante o divertida que compartir?

 


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6 Responses

  1. ¡Gran crónica de tu camino! Me ha encantado. Aunque yo lo he hecho ya tres veces (una desde Roncesvalles), nunca lo he hecho solo y la verdad es que cada vez me llama más el volver a hacerlo, pero esta vez como tú. Ya te iré preguntando 🙂

    • Muchas gracias Carlos por tu comentario. Desde luego que un viaje tan especial de estas características, cuando lo emprendes sólo (que como bien sabes, siempre estás acompañado), te permite descubrir cosas de uno mismo que pueden hacer mas intensa la experiencia final. Aunque al final esto es algo muy personal y cada uno puede sentirlo de una manera distinta. Me tienes para lo que necesites
      Un abrazo

  2. Hola a todos hace apenas unas horas que he llegado del camino de santiago, mi tercera vez ya pero aún me quedan ganas para volver a repetir, esta vez fui como monitor de un grupo de 35 jóvenes de catequesis, decidimos hacer la etapa mas corta la de sarria fueron 6 de caminar y una en la bonita ciudad de compostela, se puede decir que ha sido mi mejor camino, he pasado por diferentes etapas emocionales pero sobretodo me he sentido como un niño y sorprendido del comportamiento y las reflexiones de unos chavales tan jóvenes, hemos estado incluso de feria en Melide y hemos degustado lo mejor de esta tierra(Me considero enamorado de galicia y sus tradiciones, eso también ayuda a mi amor hacia el camino), el día de la llegada fue mágico cuantos sentimientos afloraron y más aún durante la misa del peregrino cuando no pude evitar echar unas lagrimas de nostalgia hacia las otras ediciones y hacia gente que me había apoyado y ayudado tanto como el día de mi bajada de azúcar, también tuvimos la suerte de ver el botafumeiro en funcionamiento, de verdad a todo el que tenga dudas se lo recomiendo al 100%.

    • Hola Manu!

      Entiendo perfectamente muchos de los sentimientos que transmites en tu comentario. Es muy difícil hacerse una idea de las emociones que despierta una experiencia como esta hasta que no decides probarla por ti mismo. Te agradezco mucho que hayas compartido tus impresiones en este blog y me alegro que hayas disfrutado este último viaje de una manera tan intensa.

      Un abrazo

  3. Siempre he dicho que cuando viajamos es jna forma de conocerse y buscar la identidad por contraste…
    Me alegro mucho de que tomaras la decision de irte solo te animo que lo hagas pero esta vez al tibet, cualquier trekking de 10 por aquel pais es un viaje al fondo de uno mismo, sale lo bueno y lo malo pero una cosa esta clara es uno el que va y otro distinto el que vuelve….

  4. Que envidia sana. Sabes que cuando sales más de dos noches fuera de tu casa, tienes que traer un regalo a los más allegados…

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